martes, 15 de julio de 2008

A while

Qué ansiedad, qué apuro, qué pocas ganas de acá, cuántas de allá, de vos.

Un dolor así, esta ausencia del borde de tus labios es realmente la forma más insana de volverse loco. Ni a mis 5 años semejante berrinche.

Es que esto de que sean los últimos días, de poner a funcionar la realidad que dibujó el motor de mi expectativa. Este blueprint. Este vacío de todo, de sólo necesitar que se queme el almanaque, de que nunca más, de que toda la vida. De que cada uno de los días.

Esto de dar un paso para atrás para poder dar dos hacia adelante. Esta esencia de cabra, de macho cabrío, que no es terco ni testarudo ni obstinado; que es lo que es, que es las tres, a la misma vez, con idéntica intensidad. Que no puede contra si.

Que no quiere contra si.

Esto que no se qué es, ni qué quiere, ni que nada. De nada. Las noches interminables, las mañanas heladas y mogólicas, la lerda antipatía de las agujas del reloj, y su indiferencia. La cama en la que, aún a miles de kilómetros, me abrazas, la misma de la cual no me dejas escapar; ni lucho demasiado por lo contrario.

Esta inquietud. Esta cáscara de nuez y el desamarro involuntario del puerto de la vejez prematura. Esta confianza en el viento, este tatuaje que no cicatriza, esta ancla que se ríe de mi falta de equilibrio.

Este azul tan intenso. Tan importante y tan genuino; tan azul, tan inmenso.

Este desear cosas de a dos, de pensarnos en pareja. Un paseo, un rincón medio escondido, nuevos lienzos para nuestros besos. Esta sensación avasallante, fresca y pura. Esta completud.

“Then is when you realize that the more you find out, the less you know”.