Yo no sé
si lo voy a lograr, pero por esta vez lo voy a intentar, hacer las
cosas de otra forma, diferente. Callarme antes de hablar. No volver
a llenar el vaso, no volverlo a vaciar.
Por lo
pronto dejame anotar todas estas cosas de la realidad, así luego las
puedo charlar con la persona que ve más allá.
Si
fueras un poco más rock star, tus pantalones podrían estallar; pero
estás muy de entre casa, flaca, estás medio mal. Me gusta tu look
de entre casa, me hace flashear.
En otro
orden de cosas, ya que nos ponemos al día: yo no creo que vuelva a
pasar; pero hay veces, como todavía no te decía, que me abrazás y
nada más. Aún a kilómetros o a dos pasos, cuando no estamos más volvemos a estar. Y yo me abrazo, ese es mi lugar, aunque no vuelva
nunca más
A mi no
me agarra más nadie nunca más para esa. Si tiro palabras en na-na-na, apuntando al
más allá. Ya sé que me vas a decir que bla-bla-bla; pero bueno,
tus ojos me agarraron mal parado y caí, qué bien; que bien que me
sienta caer.
Hay
algunos conceptos o ideas que creo que merecen el esfuerzo ser
profundizados y, así, enaltecidos. Ajusticiados, sin que tenga que
correr sangre. Yo no sé cómo hacer una declaración de amor como
el anillo que llevo en el dedo.
Pero
prefiero ser evidente o hasta aburrido, a ser solitario de tu
compañía; a estar solo. Así que acá va: te quiero, mi amor.
Hasta lo peor es mejor desde que nos orbitamos.
Hoy miro
fotos de aquellas mañanas.
La cara
del perro gritaba un destino que el ojo del hombre prefirió ignorar.
La nobleza canina nos resulta absoluta y, claro, no podemos. No somos
así de puros.
Adiós perro. Los días fueron pocos y, de verdad, no sé quien sos. Pero
también sé que siempre serás elevado de una forma que jamás lograremos por bípedos y no-caninos, y que
quedaste ladrando en mi corazón. Eso también lo sé.
En nuestros bolsillos van a quedar cosas que pusimos sin planificar. Monedas, papeles, cuentas sin pagar. Ninguna evidencia de lo gigante, de lo absoluto. Y no va a ser una pena, va a ser, sencillamente, lo que es, lo que pasa siempre.
Entiendo que hay alguna clase de don en organizar virtudes. Lo puedo entender. Pero nada más. Nada. Más.