martes, 10 de junio de 2008

Mi 4 de julio

Mi cita con el final de este presente desgarrador ya está acordada. En días vuelvo a subirme al túnel de la hiper velocidad y llegaré a ti, por fin y para siempre. De tus brazos no me iré jamás, de los míos no te soltaré.

En el transito/trámite hasta entonces habitaré las cantinas de Morfeo, los salones del olvido, verdes y blandos, y blancos. Anidaré refugiado en mi propio ser; sólo, debo resistir este vendaval. Que no amaina, que no perdona, que no cede ni repara en detalles misericordiosos. Sospecho que además acelerará su furia, su natura violenta.

Como la apasionada y devota tormenta que es, ella dispara sin piedad y con puntería de campeón los golpes que recibe mi carne viva, roja y viva. Obedece órdenes. Lamiéndome las heridas es como me encuentro. Dócil, doméstico, incondicional.

Aún no me siento en condiciones de enfrentar este pasaje de mi vida. De sentarme a analizarlo, a pensarlo, a razonarlo, enfriarlo y perdonarlo. Necesito descansar. Mas al momento que llegará indeclinablemente me entregaré con delicia, afanoso, y de la mano de tu amor. Guía.

A mis errores dejé de guardarles rencor hace tiempo. Sólo los dejo ser, como dejo ser a mis aciertos. No festejo la meta pero agradezco el camino; a él si lo festejo.

"He did not know he could not fly, so he did".

El pasado es anecdótico, la piel cambiará y volverá más suave. Mis pies, inquietos, se volverán sabios acerca de los lugares a los cuales llevarme. Han aprendido a caminar mejor, no necesariamente más; el tipo de caminatas que deja huellas impenetrables, imborrables, heroicas y referentes. La forma de caminar cuando camino de tu mano.

Siempre supe que no habían sido sólo cosas que nos dijimos al oído. Algo así es más importante, más fundamental, como fundamental es la lluvia que nos cobija en nuestras siestas, como determinante es el rayo de sol que alumbra tus párpados cerrados cuando hacemos el amor, cuando mi esencia recorre tu espina y somos uno sólo; cuando tu boca me esquiva muerta de ganas de encontrarse con la mía.

Tus manos en mi espalda, tus piernas carceleras, la presión contra tu pecho, la vida misma, manifiesta. El sentido de lo completo. Todo.

La última cuenta regresiva.

Contemos días. ¿Querés?

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