miércoles, 30 de abril de 2008

El mar Mío

El río de mis aromas, de mis brisas, de mis puestas de sol. El de las tardecitas de noviembre, hacia el oeste querendón, el de los brillos tintineantes, bailarines, risueños; el sol bailando con la fiesta de la vida con la boca pegada a su frente, arrabalera y patrona, mojándose feliz entre niños y negros y perros sin collar, envidia de la noche más blanca más estrellada de la historia del firmamento.

Mi Río de la Plata, musa de mi devoción incondicional. Amor en paralelo a la sinuosidad de tu cintura serpentina y atrevida, aplauso a tu canto, ovación a tu canción, a tu susurro, a tu beso de terciopelo. En ti se apaga el bullicio, en ti descansa el día entero, a ti acudimos, agotados; de brazos abiertos, siempre, nunca tienes un no para nadie. 

Los mejores bares descansan los problemas de sus heridos en tu regazo. Sus lágrimas son tu sal.

Estribillo de las canciones de guitarras, de bandoneones, de violines; cimiento firme de las nubes de la carne asada, de las borracheras y de las sonrisas, del abrazo cálido de tus ojos buscando a los míos, atravesando el lugar.

Refugio de chiquilines y señoras, del primer pecado que no haya sido original. La luz de los mil colores, siempre idéntica a la del nunca más, la que baja en el ángulo que reconozco como "casa"; ese mismo que no tiene precio.

No puede tenerlo.

Cada día más cercano a la imperfección que te hace único, y únicas a las calles de tu ciudad, al aire que dobla por sus esquinas, que dobla sin avisar, a tu pronunciación caprichosa, hincha a muerte de tu semblante corajudo. 

Cuna de corsarios agotados y dormilones, eres enorme y vasto y ancho e imponente. Eres horizonte, eres posibilidad. Mentor de mi infancia, en todo el mundo hablaré maravillas de ti; frente a los mares más azules, más tibios, más cristalinos y llenos de olas, tu bandera flameará, mi amor por ti sólo crecerá, mi pecho sólo se ensanchará con tu aire omnipresente.

Sólo tu has sido paciente como nunca nada ni nadie, y en los brazos de tu mecido vaivén, en tu paz iracunda, en tu persistencia inmortal, me has enseñado que todo, absolutamente todo, siempre, estará bien.

En tu frescura e irreverencia aprendí del amor al juego, en tu ir y venir de la devoción al movimiento, del movimiento como constante, como básica, como motor fundamental; la belleza de su dinamismo, del cambio. Nunca te quedaste quieto; porque quieto no pasa nada. Por eso también me voy, a extrañarte. Por eso también dejas que me vaya un rato.

Mi piel nunca es tan feliz como cuando tu la arrugas, cuando tu la abrazas. Si fueras dedos serías los suyos; si fueras ojos, los tuyos. Si canción "Hickory wind"; carcajada infantil.

Hoy te extraño como aquella vez en que jugué a poder sin ti, en que descubrí a mi Montevideo como Victoria; porque hoy estás próximo como estabas entonces. Punzante como un tango, añoro tu filo, el sabor del acero en la boca jadeante.

Cuando llegue a ti estarás helado, hermoso, tempestuoso. Iré a saludarte y vendrás corriendo a recibirme, a salpicarme. Correrás a mi lado, caminaremos de la mano, bailaremos con el viento la milonga de tu golpe contra la ciudad, de tu tempestad contra mis playas; las que bañas, las que refrescas. Las más felices del mundo de acurrucarse en tu cariño bestial cada noche, de amanecer en tu aletargada mañana, cada mañana.

Te abrazaré. Y todo estará bien. De ti nunca me fui. De ti no me muevo, Mi Agua. Se que estás en buenas manos, que no puedes estar en mejores. Que no quieres otras, ningunas sino las suyas.

"It´s a hard way to find out that trouble is real / In a far away city, with a far away feel"

martes, 29 de abril de 2008

Algún tango triste (de los que hacen daño al zurdo cordial)

Volver a volver a la lenta, eterna, dolida y dolorosa espera; sanguinaria. Volver a este lugar que ya casi no me incomoda, que me conozco de memoria, que se siente como en casa. Llego y el carcelero me saluda como me saludan cuando volvía a casa. En la ironía más dulce que puede tener el verdugo, me estrecha la mano apretándola con calor, casi con camaradería, y me dice que se me ha extrañado, que las cosas están todas en orden.

Con los ojos me susurra que descanse tranquilo, con una mueca de lástima honesta, que junte fuerzas, que ya me volverán a sacar la hostia. "Esta sala de espera sin esperanza".

Estando a un tiempo, en fecha, en regla con la estupidez de lo estipulado, y con su cobardía. El refugio del contrato, de la letra chica, la cláusula de privacidad, la falta de sangre, de venas, de carne; la matemática. La puta matemática. La ira. La desazón. Qué cierto aquello de que al amor lo cura lo sensato; el almanaque Asesino. Qué infantil mi ilusión.

¿Con qué cuchara se otorga el derecho, quién, de revolverme las entrañas, de enfriarme el corazón? La fibra más íntima se ha vuelto marchita, escupe el veneno que la ingenuidad le ha convidado; ella, ingenua, se ha entregado en cuerpo y alma. Es lo que ella hace. Por eso es fibra. Por eso es íntima.

Por eso es mía.

Herida y todo, ahí sigue. Flor. Perenne y hermosa, como lo eres tú.

Es siempre al final que la cosa se pone mucho más complicada, más difícil, que incluso cuando jodida se pone en el principio del fin, que en el instante que la térmica salta porque el calor es insoportable, inhumano, y se toma a la final la amarga vinagrera de encarar la retirada; la vuelta, la partida. El Génesis del Apocalipsis. 

Esta vez no ha sido la excepción. Aún la vida me coloca del lado de las excepciones cuando de gentilezas se trata. Seguiré esperando. Tengo todo el tiempo del mundo. Y muchas más ganas aún.

Es sin drama, de todas formas, que al rato que en la jaula de leones me siento con ellos a conversar, a convidarnos dolores pretéritos, cómodos, hoy, en cautiverio. Porque ni ellos, ni las hienas ni los peores demonios me van a comer. Porque a mi no me come nadie, a mi nadie me va a comer. Y porque ellos también, en última instancia, fueron enjaulados y viven prisioneros. Lejos de sí.

Me apena, si, la distancia que el encierro hace cada vez más evidente. Más roto, más herido. ¿Presagio de qué?

A los años me detengo a escuchar al viento silbar.

Siento que una parte de mi sangre viene de algún lugar frío y de amplísimas extensiones. De un lugar Sajón, de tierras regadas de sangre, coraje y dolor, de brotes de vida eterna, de sacrificios por hijos, mujeres, amantes. Vida. Gesta. Siento que en aquella lejana tierra noble ha brotado mi origen, realmente; y esa esencia no puedo perderla.

Siento en la piel la paz de la soledad en la inmensidad de este lugar tan gris y crudo, mi cuerpo es forraje que abriga maternalmente a un Corazón niño que ansía salir a cazar y a convertirse en hombre; mas el apuro no lo inquieta. Los ojos se alimentan, como esponjas, forjándose en los escudos que me protegerán de los ataques más bajos. Siento los pies absorber como raíces, las manos elevarse como troncos que tocan el cielo y enojan con cosquillas a las nubes pesadas; infieles.

Me voy un rato. A ver si me veo por ahí, por los médanos blancos.

"Me he vuelto viejo".

martes, 22 de abril de 2008

A un Amigo / This old road

Hay muchísimas cosas de las que nos pasan, o al menos de las que me han pasado de la vida, que considero grandiosas y fundamentales. Hoy reflexiono acerca de una de las que considero más difíciles, o al menos de las que resultan de las más difíciles; más llenas de pruebas. Esas de las que a priori solemos descartar en la diaria.

Esas de las que más me estoy enamorando, desde hace años. De las que vuelven a estos dedos sabios en mi propia convicción de que, equivocado o no, bailarán felices y libres por siempre. Ya no dependen de mi. Son los títeres de mi corazón titiritero.

La distancia, la confianza, la certeza, el vínculo forjado a fuego de alma y ojos sinceros, de despedidas sin drama ni fecha de reencuentro. Todo bien rojo, rojo vino tinto, color de momentos buenos, de verdad, genuinos como la vieja madera de una guitarra compañera; fiel. Las buenas personas que gracias a esa inversión que hacemos, que en Cristiano se llama Sacrificio, nos acercan y aproximan al otro, y que somos cada uno. Las personas que te contagian la certeza de que ser mejor es ser cada vez más uno mismo.

A Kris lo escucho todos los días desde la noche de diciembre en que me lo presentaste, aunque no todos le ponga play. Anoche me puse a escucharlo charlar, con la guitarra en el fondo y las Guinness al frente, aquellas de mesa de madera de árbol de noche boreal. Charla amena si las ha habido; si las hay.

Creo que es lo más lindo de escucharlo a él. No es de aquellos de FM, como decías, que inquietan llenos de respuestas y soluciones. Es más de aquellos otros, Highwaymen, llenos de preguntas, de espaldas llenas de mapas con encrucijadas que dejamos atrás, de caminos que nunca recorreremos porque elegimos recorrer todos estos otros. De marcas de balas que por poco nos matan, pero que no nos mataron ni nos van a matar. Sólo nos marcan y nos devuelven al ruedo: marcados.

Un buen compañero de ruta. De esas rutas que no precisan paisajes en movimiento pero que aun nos convidan con la refrescante sensación de que avanzamos, porque es el alma la que no se queda quieta.

Como punta de lanza, cuatrero revirado, como bestias desbocadas de hambre de vida, entendemos que amanecer muchas mañanas en el mismo lugar también es viajar; sobre todo cuando la noche anterior ella volvió a elegir que iba a amanecer del lado de al lado de nuestro lado de la cama.

"Look at that old photograph, is it really you?"

Cuál es la pregunta para cuál respuesta, creo que es la pregunta. ¿Cuánto tiempo pasamos errando la pregunta, confundidos con respuestas, lógico, que no son para nosotros?

Creo que cada vez que erramos el camino. Debe ser la trampa de la duda, de la urgencia, de la inmediatez; nunca vamos a regalarnos paciencia. Difícilmente invirtamos un "no" contundente, aunque amistoso, al largo plazo de la fertilidad de nuestras almas.

Y Aquella tampoco va a parar de hacernos preguntas, más evidentes, menos concretas. Y aun así, al final de la cuenta, seguro que vamos a estar de acuerdo que es su trabajo; si no las hiciera, la vida, ¿no se lo reclamaríamos?

Si siempre es ahora, siempre va a ser ahora. Y si Kris no tenía razón, ¿quién? 

Vos, valor. Vos.

miércoles, 9 de abril de 2008

Heroes often fail

"I just don´t know where we went wrong, but the feeling´s gone, and I just can´t get it back". Con la tecla más gorda del piano más gordo cayendo pesada al final. Cerrando la persiana, bajando el telón. Contundente. Verduga.

Qué idiota, qué imbécil. Una vez que trato de hacer las cosas bien; "bien". UNA; la vez que me doy, que me entrego, que expongo mi carne, viva y roja. Tierna, ingenua, preguntona. Presa fácil. 

Ya no queda más que esperar la cínica misericordia que a este tipo de dolor sólo visita el proceso de putrefacción, esperar que el negro gris muerte sea el clima imperante en el invierno de mi alma. La descomposición. Comida de gusanos. La lástima.

Una herida de este tipo, aun con tiempo y cicatriz, aun con arrugas y cariño, siempre deja marcas. Hondas. Oscuras. Surcos.

Me ha sacudido como la peor de las noticias. El jugo que escupe el hueco del corazón se ha desparramado por ahí. Metástasis en el alma apedreada. El bobo ha vuelto a ser una mera bomba. Un payaso triste. Un hazme reír. 

Muerto, muerta de hambre como una hiena inmunda, ha perdido toda su dignidad, se ha vaciado como vacía un aborto. La no vida. La cabeza vuelta a un lado. La burla del sol hirviendo en la tensión de los músculos de la cara, aguantando, inútil, el flujo de lágrimas perennes.

Se ve que tampoco era este el bote.

Otra vez nadar hasta la orilla, la puta madre. Náufrago, y con el mar como está de tiburones. Con las ganas muertas, las pocas semillas que quedaban optimistas. Degolladas. Brotarán sangre rancia, sangre negra, hedionda; eternamente. Este es el único dolor que podría llegar a matarme. Realmente.

Una noche turbia e insegura, hace algunos meses, escribí algo que borré en seguida porque se me hizo infantil, tonto, sin sentido y minúsculo: "¿Quién jugará a ser mis labios cuando besas labios que no son los míos?"

Ahora si que estoy sólo. 

No se cómo carajo volver a subirme a este caballo. 

Que se vaya, que camine, que vuelve a su naturaleza salvaje. ¿A quién se le ocurre alejarlo de aquella en primer lugar? Que cabalgue y sea en su hermosura lo que debe ser. Libre.

Mejor camino. Por ir sólo un rato. Conmigo.

También ahí debe haber algo de arte.

martes, 8 de abril de 2008

Shomevoi

Suficiente. Muchas gracias por todo, pero yo me voy.

Ya ni siquiera se trata de elegir no soportar más determinadas cosas, no se trata de irme por un motivo feo acá, sino de un hermoso allá; lejos de aquella infantilidad, muy próximo a la dulzura de esta otra, nueva. Génesis. El más hermoso de todos los motivos en mi vida. La más bella de todas las personas.

Atrás quedarán las duras noches en que ni el sueño quería acercarse a mi cama, las noches inmundas de pastillas inmundas, tranquilizantes (¿justo a mi?), los días sin comer, la angustia asesina; las malas personas, la mala maldad, mezquina. 

Viajará conmigo, quizás perpetuamente, la paradójica lección de hasta agradecimiento por todo aquello que en el peor momento de lo que hube entendido como guerra, aprendí. Los ojos ahora miran escoltados por nuevas arrugas. Este perro ladra más ronco. Muerde menos, aunque mucho más fuerte.

Esas son las cosas que acumulo, que elijo acumular, las que me hacen ligero de equipaje, ágil en el viaje, ardiente en el camino. Misionario.

Hubo momentos en que divagué con buscar la paz en la terapia, en la religión; en drogas que no existen. No se concretamente qué es lo que sucede allí, en ese lugar, pero seguro algo adictivo también, tiene que serlo. De ese coqueteo de tele novela hoy me río tranquilo; hasta la brújula borracha y desconcertada ha sabido llevarme más próximo a mis orillas que los mapas necios de necios navegantes. A palabras más sinceras, a una simpleza más blanca, más mía. Más cerca de la tuya.

Me permito incluso empezar a dudar de si existe algún problema esquivable en el vicio, en la adicción; en el menos narcótico de los sentidos. En el sentido de necesitarte, en ese si.

¿Es posible no hacerse adicto a algo? Lo que fuere. ¿A alguien le sucede que no? ¿A alguna persona le pasa de poder tomar y soltar a pura voluntad? No lo se, lógico. Pero si mi adicción es a tu vaivén, a tus ojos peleadores, a los mimos de tu boca, lejos viviré del centro de rehabilitación.

Es que te extraño como insano, como abstinencia, como reclusión. Al reloj sólo lo miro de reojo. Él, aunque lento, nunca ha sido un hijo de puta conmigo; no creo conocer a otro tan poco caprichoso. El sólo está haciendo su trabajo. Cada uno de sus segundos eficientes, cada uno de aquellos en los que se rinde, yo me acerco a vos. 

No lo puedo explicar, ni aunque lo intente. No necesito hacerlo tampoco, ya no más. Pero algo grandioso se acerca, despacio, cuadrando, ensamblando, haciendo su cosita, haciendo lo Correcto. Es lo que tengo que hacer, lo que quiero hacer. Se que es algo fuerte, intenso, Sincero y certero. Nada mal para una corazonada.

"I´m going down to nowhere, going up to someone".

Vaiacondíos.

miércoles, 2 de abril de 2008

Untied / Undone

Exponiéndome al riesgo de pensarlo, quizás haya sido que hasta entonces no me había picado la suficiente curiosidad, o La Curiosidad lo suficiente. Quizás fuera hora de darle un recreo al coqueteo peligroso de la idea de alejarme de A, de añorar B, de perderme en el camino, de romper la brújula, de gritar para cantar. Gitano.

Hasta que ese momento llegó. La primera vez que sentí algo así, así nuevo como eso; por lo que sea. La junta del miedo y la excitación, el orgullo y el miedo, las ganas y la paciencia; como tocarte, como besarte, como ser el que te crispa la espina, la fuente de calor que fecunda la exhuberancia de tu belleza, el motor de tu pierna cuando se mueve a mil por hora.

Llegó el momento en que todo se trató de ponerme a mi mismo a prueba, de llevarme al límite, al extremo, y empujarlo; empujarme. Tensarlo, seducir el dinamismo de la acción. Hacerme un poco el vivo con su flexibilidad, aprovecharme de la red y dejar de fijarme el objetivo al frente. Lanzarme a R4, darme a la idea más hermosa. Darme, realmente. Con ella, caerme sería tan apropiado como salir volando; se sentiría bien. Así que me solté.

Me encontré con la certeza de que puedo cambiar lo que quiera cuando quiera, de que tengo todo por delante, de que si el camino lo surco con la semilla de la pasión entonces el campo será siempre fértil, el fruto siempre jugoso, fresco y nutritivo.

El verdadero problema llegaría si me reconociera triste en la vejez del alma, si las drogas se llevaran al niño para siempre, para no volver. Ahí estaría siendo cosas que no me gustan por miedo a no tener tiempo para cambiar, a que sea demasiado tarde. Costumbre, perra.

Aun tengo miedo. Estoy aterrorizado, pero recobrando el coraje, templándolo, despacio, apoyándome en mis propios pasos bien dados, de a uno el primero, el segundo después. Riéndome de mis tropiezos, feliz de este miedo domesticable.

Muchas cosas las escribí con el alma ronca, las anote con los ojos húmedos, empañados, asustados; las devolví con forma de llanto silencioso, opaco, tímido. Nunca fueron más que tiros al aire, golpes en la oscuridad. Sin embargo, hoy no las leo con desdén. Es la Historia la que me determina como hábil, como jugador. "I got shot off my horse. So what? i´m up again."

Desde aquí hoy puedo afirmar que ha sido la música siempre lo único casi tan elevado como vos, lo único que siempre me ha seguido sorprendiendo casi como cada vez que tus ojos me miran y los míos gritan allellujah. Float, "don´t land". Tan básico.

Me gustaría que un día me cuentes cómo es que guionas la forma dulce que tienes de desnudarme casi sin tocarme.

Vos, ¿cómo escribís?

martes, 1 de abril de 2008

The frontiers are my prision

Llegando a sus límites, las ciudades, los pueblos, las aldeas se vuelven más tímidas. Se convierten en la parte en que se terminan, en que dejan de ser, en su final; en esas partes donde exhiben su desnudez y queda en evidencia su flaqueza.

En esos lugares el viento sopla más libre, irreverente realmente, atrevido; su soplido seco reina el reino del polvo del piso y del aire, el silencio silba profundo y temerario. El tiempo no manda, porque en el lugar donde nunca pasa nada el tiempo no es motivo ni de burla. Menuda licencia.

En esos lugares los hermanos se dan la espalda, se rechazan por costumbre y sin convicción. Es el odio por inercia; la indiferencia y su tristeza. El orden dicta que es hacia el ombligo hacia donde hay que mirar, que allí todo sucede.

Pero allí habita el final de lo peor, allí nace la infección, lo más bajo de lo bajo, la raza que contagia el odio envidioso, el recelo de los siglos. Está todo contaminado, el corazón huele a podrido, la ley es dictada por la velocidad de las falanges y vive en el regocijo de los regueros de la pólvora y la sangre.

A estos lugares se viene calzando botas de pieles curtidas, duras. La traición es rastrera y se camufla en la tierra, a uno lo ataca a zarpazos, sin piedad de ningún tipo, sin reparos, sin perdón.

Esta es mi prisión. La línea invisible en el suelo amplio, el campo de fuerza en el aire, las nubes veloces en el cielo eterno, el sentimiento del forastero, la duda en el rabillo del ojo que se pierde lejísimos, buscando aquello que siento en las tripas que no está bien. No huele bien, no se siente como en casa. 

Y este lobo, que no come lo que no caza.

A lo lejos, el humo de las chimeneas en el vientre seguro y bullicioso me recuerda del sentido de esta cuerda floja, de su motivo. Con la perspectiva sobria casi cualquier cosa, casi cualquier sentimiento, recuerdo, idea, añoranza o etcétera se sumerge y se pinta con los colores del tinte nostálgico que todo lo legitima.

El comienzo del Apocalipsis, el punta pie inicial del final, el dedo que aprieta el gatillo, el instante del contacto del plomo con la piel, milimétrico; todo, absolutamente todo puede, desde ella, existir lejísimos de la tolerante dicotomía. Caótico y feliz.

A este lugar no viene nadie. Aquí no se acercan ni la compasión de cien mil ángeles, ni la conveniencia de las hienas. A este lugar uno viene sólo.

Y se va con uno.