martes, 26 de febrero de 2008

Esto de no estar tan cerca

Que tiene que ver con dar algunas cosas por sentado, con no darles la importancia de festejarlas cada día, cada vez más. Que tiene que ver con cada vez que son dos los que se dicen, "no importa, nos vemos mañana"; y mañana nos vemos, pero no deja por eso de importar. 

Que tiene que ver con volverse viejo, con que ya no tengo 22.

Con la forma ciega de confiar en el guarro sentido de la obviedad que "mañana" nos viene regalando y enseñando desde siempre, sin importarle que el día que más nos importa no es un buen día para dejarnos solos; que no es un día cualquiera.

Esto de firmar sin leer la letra chica, de declarar sin la presencia de mi abogado.

Esto de que la incertidumbre sea un estilo de vida. Una empresa del no morir, una terca escuela que me enseña que extrañarte no está tan mal; que no me va a matar aunque duela como casi nada nunca ha dolido. Como nada, nunca.

Esto de necesitar irme, este inquieto corazón, estos ojos hormonales. Las manos desesperadas de la sed insaciable del mundo inabarcable; las lecciones absolutas en el fondo de cada vaso vacío. Los amigos desconocidos. Las bocas del peligro.

Este cómo explicarme para entenderme que el péndulo no es un mal barco para navegar este mar, tan inquieto, tan enorme. Si el mar es de dudas mi rumbo será entonces incierto.

Estas noches, estas horas, estas gotas y esta tos. Estos kilómetros, estas notas, estas palabras, estas mañanas mecánicas. Este aire que se mueve tonto y sin rumbo, que me baña de nostalgia; estas lágrimas, esta cuenta regresiva. Esta ruta desorientada que no sabe a dónde me lleva, a dónde llevarme.

Estos brazos que te buscan. Este necio calcular, obstinado y perdedor.

Estas ganas de volver.

No hay comentarios: