viernes, 1 de febrero de 2008

Ahí nos vemos

Nunca entendí mucho eso de "las vueltas de la vida". Tampoco es que ahora lo tenga clarísimo, pero creo que de alguna manera y sin darme mucha cuenta ellas mismas me agarraron y, sin avisarme, entre risas y murmullos, me pusieron a girar. Tiene que haber sido eso, tiene que ser eso.

En esa centrífuga es que me he encontrado frente a un cuestionario, una hoja con una serie de preguntas, 15, para ver si califico para acceder a un puesto de trabajo. Cuál, no tiene en este momento importancia; ya ahondaré al respecto, o no.

La pregunta número dos invita a un paseo sobre una nube de la siguiente manera: "¿Cómo te ves de aquí a 10 años?"

Con más certeza que nunca la idea volvió a repiquetearme el casco. Primero fue el sonido del agua en la orilla, luego el calor del sol abrazando mi piel de 37 años un mes y tres días, en seguida llegó el viento que sin pedir permiso pero saludando con afecto trajo su olor y el del agua y su riqueza, las hojas de una palmera se movieron perezosas y el agua volvió a volver a la orilla, para volver a volver a irse y regresar más tarde.

Sol, arena y agua.

Contemplé tranquilo entre el horizonte y el amarillo casi blanco casi amarillo de la arena y estaban las cosas que tenían que estar; había música, y estabas vos.

En 10 años vayan a buscarme a la playa, tomamos algo y charlamos; voy a querer saber en qué andan.

Yo invito.

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